¿Hasta cuándo?

May 28, 2014 § Deja un comentario


¿Hasta cuándo?

 

Un grupo de inmigrantes tras entrar en Melilla. | Efe

 

How many roads must a man walk down
Before you call him a man
How many seas must a white dove sail
Before she sleeps in the sand
How many times must the cannonballs fly
Before they are forever banned

The answer, my friend, is blowing in the wind
The answer is blowing in the wind

How many years can a mountain exist
Before it is washed to the sea
How many years can some people exist
Before they’re allowed to be free
How many times can a man turn his head
And pretend that he just doesn’t see

The answer, my friend, is blowing in the wind
The answer is blowing in the wind

How many times must a man look up
Before he can see the sky
How many ears must one man have
Before he can hear people cry
How many deaths will it take
Till he knows
That too many people have died

The answer, my friend, is blowing in the wind
The answer is blowing in the wind

Bob Dylan – Blowing in the wind

Cuántos caminos debe recorrer un hombre,
antes de que le llames «hombre»
Cuántos mares debe surcar una blanca paloma,
antes de dormir en la arena.
Cuántas veces deben volar las balas de cañón,
antes de ser prohibidas para siempre.

La respuesta, amigo mío, está flotando (silbando) en el viento,
la respuesta está flotando en el viento.

Cuántos años puede existir una montaña,
antes de que sea lavada (arrasada) por el mar.
Cuántos años pueden vivir algunos,
antes de que se les permita ser libres.
Cuántas veces puede un hombre girar la cabeza,
y fingir que simplemente no lo ha visto.

La respuesta, amigo mío, está flotando en el viento.
La respuesta está flotando en el viento.

Cuántas veces debe un hombre levantar la vista,
antes de poder ver el cielo.
Cuántas orejas debe tener un hombre,
antes de poder oír a la gente llorar.
Cuántas muertes serán necesarias,
antes de que él se de cuenta,
de que ha muerto demasiada gente.

La respuesta, amigo mío, está flotando en el viento.
La respuesta está flotando en el viento.

Bob Dylan – Blowing in the wind – Flotando en el viento

Epílogo personal: No hace muchos años pertenecí como voluntario y militante de una pequeña organización -que podríamos definir como una ONG-, ya desaparecida a causa de los recortes de los gobiernos neoliberales del PSOE y del PP, en defensa de los derechos de los refugiados, asilados e inmigrantes en el Estado Español, llamada COMRADE, y presidida durante mucho tiempo por un buen amigo y compañero al que le he perdido la pista, Rafael Polo Guardo. Hasta llegué a formar parte de su Junta Directiva, cuyos miembros, por cierto, no cobrábamos un duro según los Estatutos de la Asociación (ni siquiera los 1900 euros que dicen que van a cobrar, limitándose el sueldo, los recién elegidos europarlamentarios de PODEMOS). El  tiempo que permanecí en dicha Asociación, cuya labor siempre estimé encomiable, tanto de sus trabajadores como de sus volutarios, me brindó más sufrimientos que satisfacciones, sufrimientos que culminaron con mi dimisión de la Junta Directiva de la Asociación. Sólo el factor humano del trato con los voluntarios, los trabajadores y los inmigrantes sin papeles, a los que asesoré jurídicamente durante mi voluntariado de asistencia en el Servicio jurídico de dicha Asociación, pudieron darme algo de satisfacción. Sobre todo al contemplar la miseria y la serenidad con la que algunos inmigrantes en situación irregular y con los problemas que ello conlleva, sumados a problemas comunes de todo tipo -conflictividad familiar, maltratos de la pareja, violencia doméstica, consecuencias de la usura bancaria-, pudo darme algo de satisfacción, así como de autoridad moral para enfrentarme a una sociedad enferma como la nuestra que, incluso en sus tiempos de bonanza, no supo digerir adecuada y dignamente -y sigue sin poder hacerlo- las consecuencias sociales del fenómeno migratorio en nuestro país. Yo tenía un sueldo indigno para mi puesto y con perspectivas de no tener ninguno, como yo ahora, pero ellos no tenían nada -en sentido material-, más que a sus familias y el consuelo de sus creencias religiosas o morales. Es verdad que está escrito. «No sólo de pan vive el hombre» (Mt 4, 3-4), pero yo destacaría la palabra «sólo». También está escrito, en el mismo Evangelio: «Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me diste de beber» (Mt 23, 35). Y San Pablo afirma: «El obrero merece su salario» (1 Tim 5, 18). Por no olvidar pasajes del Antiguo Testamento como éste del Libro del Deuteronomio: «No defraudarás el derecho del emigrante y del huérfano ni tomarás en prenda las ropas de la viuda; recuerda que fuiste esclavo en Egipto y que de allí te rescató el Señor, tu Dios” (Dt 24, 17).  Sólo por el conocimiento de aquellas personas, aquella participación en el proyecto colectivo de COMRADE fue una experiencia enriquecedora, sobre la que en varias ocasiones me he planteado volver «en el frente», es decir, con mi presencia directa en organizaciones humanitarias que actúen en los cínicamente llamados países en vías de desarrollo.

Envía tu Espíritu, Señor, y repuebla la faz de la Tierra (Salmo 103)

  Fdo.: Pablo Guérez Tricarico, PhD

  @pabloguerez

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